Navigation
•
Home
•
Members
•
Papers
•
Forums
•
Search
•
Signup
•
Links
•
Contact Us
•
About
Top 10
Popular Essays
Rated Essays
Newest Essays
Report
Print
Add to Favorites
Report
Messages
Rate
Similar Reports
Help
Tango - In Spanish (Click to select text)
"El tango tiene el poder de fundir a dos extraños en uno solo, expresando a través del baile sus deseos… los convierte en grandes amantes y héroes, aunque sea por un breve momento. El tango es el susurro de la sensualidad que surge del ligero aroma de perfume. El tango es la glamour de un salón de baile y también el misterio de ese mundo que se encuentra debajo. Es la opulencia de París y la obscura cortina humeante de un café de Buenos Aires. Es el mundo de metáforas sutiles que captura la melancolía del corazón". · INTRODUCCIÓN · Un fenómeno de Costumbres El tango es un valor cultural para los latinoamericanos, radicado especialmente en la Argentina y Uruguay. El tango es un universo. Es música, danza, canto, poesía. Es un extraordinario fenómeno de costumbres. Es una manera de entender y de vivir. Es la ansiedad por la hora que huye, el desfasaje con la realidad, la regresión. El tango es, sobre todo, el hombre del tango: disociado, fuera de lugar, fuera de tiempo. · Importancia del Tema Conocer el tango podría ayudar a adentrarse en la forma de ser de una gran comunidad. Representa, en efecto, para generaciones de latinoamericanos, un valor cultural radicado de la Patagonia al Bravo, y en particular en Argentina y Uruguay, los países del tango. A los primeros acordes musicales, a la simple mención de un título, a la cita de un verso se despierta una pluralidad de imágenes que actúan con seducción de sirena. Todo ello, envuelto en la sutil sensación de haber perdido algo irreparable, ofrece un tipo especial de fruición, que es casi sufrimiento. Un "tanguero" no concibe un tango vociferado ni cantado en coro. El tango equivale a un momento de soliloquio. Es un complejo culto que, racionalmente, puede incluso no convencer más, pero que subterráneamente continúa ejerciendo una intensa sugestión. El tango nace en forma espontánea, colectiva, como el folklore: pero se trata de "folklore urbano". Con sólo ochenta años de vida, está envuelto en las nieblas de la leyenda. · DEFINICIÓN "El tango es un baile de salón que, como la milonga, se originó en Argentina, y consiste en una complicada serie de pasos y posturas. Fue muy popular en Europa y Estados Unidos a principios del siglo XX y todavía sigue siéndolo en la Argentina." Es un fenómeno cultural completo- baile, música, canción, poesía - que por una u otra razón atrae a tanta gente. Aunque sobre el tango y sus figuras son muchas las cosas que se discuten y ponen en duda, es generalmente aceptado que el tango nace en Buenos Aires a finales del siglo XIX aunque algunos prefieren decir a modo conciliador, que nació a las orillas del Río de la Plata, con el fin de contentar a los uruguayos que reclaman una copaternidad del fenómeno. · Origen de la Palabra Tango Entre los muchos misterios que encierra el tango, el primero es el de su propia denominación. La voz tango se encuentra en las culturas africana, hispánica y colonial. Según algunas teorías, tango derivaría de tang, que en una de las lenguas habladas en el continente negro significa palpar, tocar y acercarse. Entre los bantúes, además, hay dos idiomas que se denominan tanga y tangui. Y entre las lenguas sudanoguineanas Figura la tangalé. Curiosamente, el contenido hispánico de la palabra se acerca a la africana tang. Tango en castellano es considerada una voz derivada de tangir, que en español antiguo equivale a tañer, y de tangere, o sea, tocar en latín. En la colonia, a su vez, tango era la denominación que los negros daban a sus parches de percusión. Ellos la pronunciaban como palabra aguda: tangó. Y tangó eran también los bailes que organizaban los africanos llegados a la fuerza al río de la Plata. En esas reuniones se creaban tales desórdenes que los montevideanos ricos, y autoconsiderados respetables, llegaron a pedir al virrey Francisco Javier Elío que prohibiese "los tangos de los negros". La acepción hondureña que brinda el diccionario, referida a una especie de tambor que fabrican los indígenas, parece acercarse al sentido africano de la palabra. Es difícil saber si se trata de una casualidad o de una trasculturacion. Solo como curiosidad, porque en principio no tienen vinculación con el origen del tango rioplatense, cabe mencionar que una región de Japón se llama Tango, al igual que una fiesta infantil de ese país, y que antiguamente en Brasil tango era sinónimo de samba. En España en el siglo XIX se empleaba la palabra tango para un palo flamenco, en la geografía africana hay algunos topónimos con ese nombre, en documentos coloniales españoles se usa el vocablo para referirse al lugar en que los esclavos negros celebraban sus reuniones festivas… algunos incluso dicen que el origen podría estar en la incapacidad de los africanos para pronunciar bien la palabra "tambor" que quedaría así transformada en "tangó". En fin, es una buena pregunta pero la irremisible falta de documentación escrita y el origen ágrafo del tango y sus primeros padres callará la respuesta para siempre. · HISTORIA DEL TANGO En un hecho de origen popular como el tango y, por tanto, de nacimiento evolutivo resulta imposible apuntar una fecha de nacimiento. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los estudiosos coinciden en dar por buena la década de 1880 como el punto de partida de lo que entonces no era más que una determinada manera de bailar la música. La sociedad donde nace el tango escuchaba y bailaba habaneras, polkas, mazurcas y algún vals, por lo que respecta a los blancos, mientras que los negros, un 25% de la población de Buenos Aires en el siglo XIX, se movían al ritmo del candombe, una forma de danza en la que la pareja no se enlazaba y bailaba de una manera más marcada por la percusión que por la melodía. Si es posible hablar con propiedad de un elemento importante: el escenario de su nacimiento. Hay que decir que Buenos Aires era a finales del XIX una ciudad en expansión con un enorme crecimiento demográfico sustentado sobre todo en la emigración que procedía de multitud de países. Había por supuesto españoles e italianos pero no eran ajenos a esta corriente migratoria los alemanes, húngaros, eslavos, árabes, judíos… Todos ellos componían una gran masa obrera desarraigada, pobre, con escasas posibilidades de comunicación debido a la barrera lingüística y mayoritariamente masculina, ya que eran fundamentalmente hombres en busca de fortuna , hasta el punto de que la composición natural de la población de Buenos Aires quedó totalmente descompensada, de modo que el 70% de los habitantes eran hombres. Las cifras hablan: Argentina pasó de tener dos millones de habitantes en 1870, a cuatro millones veinticinco años más tarde. La mitad de esa población se concentraba en Buenos Aires donde el porcentaje de extranjeros llegó a ser del 50 por ciento y adonde acudían también gauchos e indios procedentes del interior del país. En este ambiente, se comienza a bailar en tugurios y lupanares el nuevo ritmo que se asocia así desde su inicio al ambiente prostibulario, ya que eran sólo prostitutas y "camareras" las únicas mujeres presentes en las academias o perigundines. Puesto que se trataba de féminas dedicadas en alma y, sobre todo, en cuerpo a sus accidentales acompañantes, el tango se comenzó a bailar de un modo muy "corporal", provocador, cercano, explícito… de un modo socialmente poco aceptable como se vería cuando, siendo ya un fenómeno emergente, el tango comenzó a salir del arrabal de su ciudad de origen y empezó a expandirse. En los primeros tiempos, cuando el tango comienza a convertirse en canción, las letras que acompañan la música son obscenas y sus títulos dejan lugar a pocas dudas: "Dos sin sacarla", "Qué polvo con tanto viento", "Con qué tropieza que no dentra", "Siete pulgadas"... o incluso "El Choclo" que aunque literalmente significa mazorca de maíz, en sentido figurado y vulgar, equivale al castellano "chocho" o "coño". Y con figuras del candombe se iría gestando la manifestación coreográfica del Tango, que a poco se transformaría en una danza de pareja abrazada muy sensual y vistosa, pero que traía como origen generador, el movimiento del negro ante la música. Hubo entonces quien tocó esta nueva música y estuvo quien la bailó. Y quienes lo hicieron, sin advertir seguramente el acto trascendental que estaban realizando, fueron los hijos de aquellos inmigrantes que llegaban al Río de la Plata. El gran movimiento inmigratorio tenía que dejar su testimonio en la cultura de su tiempo. Y fue en el Tango donde apareció el testimonio de quienes venían para sumarse al desarrollo de las manifestaciones estéticas de este rincón del mundo. Era la afirmación de una nueva generación de argentinos, que allá por 1880 salieron bailando un Tango. Un Tango muy distinto al que hoy se conoce, pero Tango al fin, avanzando velozmente en la búsqueda de sus elementos definitivos. El origen de uno de los movimientos artísticos más bellos que existan. De su baja cuna a su encumbramiento como baile rey en los salones del mundo occidental, el tango recorrió un curioso camino de ida y vuelta entre el Nuevo y el Viejo Continente, con una parada decisiva y brillante en París. ¿Cómo llegó allí? También en este punto las respuestas son dispares y algunas vario pintas. Determinados textos, mucho más ingenuos que eruditos, dan incluso nombres y apellidos de "la" persona responsable de este viaje. La realidad, en su extensión como en su nacimiento, parece más compleja y, sobre todo, plural. Los "niños bien" de Buenos Aires no tenían reparos en bajar a los arrabales para divertirse, bailar y, de paso, levantarse alguna mina o alguna "milonguita" que engatusaba o se dejaba engatusar. Y para acercarse a la mujer no conocida, nada mejor que el tango. Por supuesto, el tango no era aceptable en sus casas ni bailable con las señoritas de su ambiente y por esa razón permaneció durante muchos años como algo marginal y de clase baja. Sin embargo, los viajes de estos patricios a Europa, especialmente a París, fueron el desencadenante. París no sólo era la capital del glamour y de la moda, sino que además era una ciudad que daba cobijo a una sociedad plural, parte de la cual era alegre y desprejuiciada. Los bailes galantes de la capital francesa venían de atrás, Louis Mercier, cronista de la vida parisina escribía en 1800: "Después del dinero, hoy en día el baile es lo que más éxito tiene entre los parisinos, sea cual sea su extracción social: aman el baile, lo veneran, lo idolatran… Es una obsesión a la que nadie escapa". Si ello era así a principios del XIX también lo era a principios del siglo XX al que llegaron con una fortalecida fama locales públicos como el Bal Bullier de Montparnasse o el Moulin de la Galette. Por añadidura, el atrevimiento, a principios de siglo, no era ajeno a las costumbres parisinas, antes al contrario, algún baile anual, como el Bal des Quat'z Arts de los estudiantes, "era célebre por lo ligero de las vestimentas y por el jolgorio sexual que reinaba siempre en él". En este contexto social no fue difícil que el osado baile creado en la capital del Plata encontrara un terreno abonado para florecer y convertirse en curiosidad al principio, en moda y furor después. Y una vez en París, el escaparate de Europa, la capital de la moda, la cuna del chic, su extensión al resto del continente primero, a todo el mundo después, fue algo sencillo y rápido. Curiosamente, es entonces, cuando Buenos Aires se mira en París, cuando finalmente el tango entra en sus salones más nobles avalado ahora por el bautismo europeo, el mejor de los pedigríes para una burguesía emergente que luchaba por hacer de su ciudad el París de América La gloria trajo también y simultáneamente el rechazo. La sempiterna dinámica social se puso nuevamente en marcha, lo antiguo frente a lo nuevo, la censura frente a la apertura, la tradición frente a la renovación. Los detractores del tango surgieron por doquier y fueron incluso ilustres y famosos. El Papa Pío X lo proscribió, el Káiser lo prohibió a sus oficiales y la revista española La Ilustración Europea y Americana hablaba del "…indecoroso y por todos conceptos reprobable 'tango', grotesco conjunto de ridículas contorsiones y repugnantes actitudes, que mentira parece que puedan ser ejecutadas, ó siquiera presenciadas, por quien estime en algo su personal decencia.". La cita pertenece a esa revista española, pero resulta fácil encontrar otras paralelas en publicaciones inglesas, alemanas o, incluso, francesas. No obstante, para cuando llegó la reacción la suerte estaba ya echada: el tango había triunfado. Hubo vestidos de tango, color tango, tango-thés… el tango fue el baile rey de ese mundo de preguerra que habría de terminar muy pronto con el primer enfrentamiento armado mundial, la ascensión de Estados Unidos como potencia, el cambio de costumbres. Después, el tango siguió viviendo, nació con fuerza el tango canción que le tomó el relevo al tango baile, pero con un éxito geográficamente más restringido, el mundo, en una nueva preguerra descubrió y admiró a Carlos Gardel y al final del conflicto la supremacía de Estados Unidos desembarcó en Europa también con el swing que murió sólo para darle paso al rock. · Renacimiento del Tango en los 40 El comienzo de la década de 1940 ocurrió, según como se mire, el 1º de enero de aquel año o el correlativo día de 1941. Pero el renacimiento tanguístico de 1940, ¿cuándo comenzó? ¿En 1940, cuando Miguel Calo organizó la que sería llamada "Orquesta de las Estrellas"? ¿Y, por qué no, en 1937, cuando Raúl Kaplún ejecutó, en la misma orquesta, el primer arpegio lucubrado por Argentino Galván? ¿O en 1938, cuando Carlos Di Sarli presentó su nuevo conjunto en el cabaret Moulin Rouge? ¿O el 11 de diciembre de 1939 cuando el gran bahiense grabó para Víctor su primer disco, "El Retirao", de Carlos Posadas? ¿O el 1" de julio de 1937, cuando Troilo inauguró su orquesta, en el Marabú? ¿O el 7 de marzo de 1938, cuando Pugliese, con tres bandoneones, los tres violines y el bajo de su octeto? Cada uno puede elegir el comienzo que prefiera; pero seguramente habrá que elegir alguno de éstos. Las grandes orquestas de la década anterior, las que se cotizaban alto -Canaro, Fresedo, Lomuto, De Caro, Firpo-, desarrollaban un tango lento hamacado (salvo Donato, que se puso a correr a la velocidad de D'Arienzo). Los nuevos, en cambio, apuraron el compás; y los nuevos eran fundamentalmente Troilo, que organizó su orquesta cuando sólo tenía 23 años, y Di Sarli, que formó la primera a los 25, y a los 38 la segunda, que es la que importa (aunque empezó a importar realmente hacia fines de 1941, cuando consiguió definirse). Luego, muy pronto, llegarían orquestas tan sonoras y bien timbradas como la de Alfredo Gobbi y la de Francini-Pontier; la de Tanturi ("Los Indios"), en su etapa rutilante (y demagógica) de Alberto Castillo; la de D'Agostino, con Vargas; la de Lucio Demare, inferior al piano de su director; la de Maderna, que no inventó gran cosa, porque Maderna había exprimido su inventiva al servicio de Caló. Pero el cuarenta se define en tres nombres capitales: Pugliese, Di Sarli, Troilo. Para el '40 hacía ya trece años que Di Sarli había debutado. En 1927 se inauguraba el cine Renacimiento con el estreno de "Una nueva y gloriosa nación" aquella concesión que hizo Hollywood a nuestro orgullo nacionalista y que el cine argentino tardaría bastante en emular. La orquesta que ilustró la velada estaba dirigida por un joven pianista cuyo nombre, Carlos Di Sarli, poco o nada decía. Pero en 1927 se comentaba el triunfo de Canaro en París y en Nueva York, Pancho Lomuto paladeaba el éxito de su "Cachadora" y Julio De Caro dictaba cátedra canyengue para la élite de Copacabana. En la constelación del tango, Di Sarli era todavía una estrella de ínfima magnitud. Aquella noche, empero, comenzó a brillar. La característica esencial del renacimiento del cuarenta fue que la gente retornó en masa al tango; al de los clubes y salones donde se bailaba, y al tango de los cafés donde sólo se escuchaba; a los discos de tango que proliferaban como en los buenos tiempos, cuando Rosita Quiroga monopolizaba las prensas de Víctor. Todo aquello fue un poco milagroso y, por cierto, efímero. El milagro debió haberlo hecho, no más, D'Arienzo, "San D'Arienzo", como dijo alguna vez Joaquín Mora, reconociendo al denigrable -oh, y tantas veces denigrable!- maestro un mérito que, si fue el único, razón de más para reconocérselo. Pero los tres hechos fundamentales -es decir, que constituyen el fundamento de algo que ha de construirse- del renacimiento de 1940 llevan nombres propios: "Malena", "La yumba", "Recuerdo de bohemia". En todos estos años el tango tiene una brillante historia de auges limitados y declives relativos y una continuada vida a lo largo de la cual se ha desarrollado tanto el baile como la música hasta llegar a un nivel de sofisticación y depuración que dejan a las claras la madurez de esta manifestación que vive ya en las primeros décadas de su segundo siglo de vida. · EL BAILE Una de las características que mejor definen al Tango es su coreografía. El Tango tuvo su expresión singular en la danza, que tiene su origen en el movimientos del baile negro, en esas figuras tan peculiares que se definieron como el corte y la quebrada. Como se dijo anteriormente, el tango es mucho más que música, por eso es imposible dejar de lado la parte bailada. De los mejores bailarines cabe nombrar a: Benito Bianquet, Casimiro Ain y Tito Lusiardo, entre los más antiguos; y de los contemporáneos a: Juan Carlos Copes y María Nieves, Nélida y Nelson, Gloria y Eduardo, Mayoral y Elsa María, Virulazo y Elvira, María y Carlos Rivarola y los Dinzel. Eran estas figuras creadas por los negros en su baile suelto. El bailarín detenía su avance bruscamente, y ésto era el corte para realizar movimiento bruscos en los que quebraba el cuerpo. De ahí la expresión "quebrada" para definir este movimiento. El compadrito, nuevo habitante de los arrabales, por la inmigración, iba a adaptar estas figuras en una novísima danza de pareja abrazada. Aparecerían aquí esos movimientos, pero de a dos en un solo abrazo, y con una música que en principio no debe haber sido el Tango, sino cualquier otro bailable de la época. Y esta danza habrá provocado seguramente la necesidad de una música hecha a la medida. Mazurcas, habaneras y milongas se habrán transformado aceleradamente en un nuevo género : El tango Criollo. Con el adjetivo "criollo" se reivindicaba una creación autóctona. Este baile fue adoptado en principio por gente de pocos recursos económicos, y seguramente no se bailaba sino en locales muy mal vistos por la sociedad de la época. En 1880, El Tango se bailaba en las "Academias", que eran locales en los que además se bebía, y se escuchaba música. Estas casas eran atendidas por camareras y no distaban mucho de ser prostíbulos. Iban a pasar más de veinte años hasta que el Tango, ya definido como una danza original, comenzara a introducirse en las casas de Buenos Aires de entonces. Claro que en aquellos años iniciales su coreografía era muy diferente a la de la actualidad. Sus movimientos eran más aparatosos y exagerados. Tenía mucho mas cerca aquella influencia negra nombrada y designada como cirquense. Con los años se iba a ir alisando, perdiendo esa acrobacia de los primitivos para ganar en elegancia al irse adueñando de los salones que años después iban a mostrar un espectáculo diferente, donde multitudes iban a bailar con parejas sincronizadas en una comunión con una música que iba a perder su forma inicial para ganar en sentimiento y emoción. Horacio Ferrer ha creído ver en ese fugitivo instante en que se abrazan la pupila y el compadrito un soplo de divinidad. "Macho y hembra -dijo- atados en nombre de la belleza, se elevan sin querer sobre su propia bazofia. Y ungidos artistas, intentan el purísimo ejercicio de la soledad entre dos. Bailan y bailan creando lo que nunca jamas ha bailado nadie". Se considera un bizantinismo sin sentido, totalmente irreal, pretender esquematizar una coreografía del tango y sus figuras. El tango de los comienzos fue, a su juicio, "la más desgarrada o improvisada y repentina creación coreográfica para una pareja que superará, a estos respectos, a las creaciones del barroco popular español o al alto alemán vals". El bailarín le proponía a los músicos intuitivos de entonces, intérpretes generalmente de guitarra, flauta y violín, la intensidad del ritmo con una exhibición cambiante de figuras que iban creando sobre la marcha: el corte, la quebrada, la corrida, el ocho, la media luna... Ellos fueron los inventores de la danza. La historia hablará de aquel tango orillero. Después vendrán el "canyengue" y el liso o de salón. Formas distintas de bailar " un sentimiento triste", según la acertada definición de Enrique Santos Discépolo. El escritor norteamericano Waldo Frank se llevó la misma impresión cuando visitó el país y no dudó en reconocer que ésa era "la danza popular más profunda del mundo". Una sorpresa que compartió su compatriota, la bailarina Isadora Duncan: "Yo no había bailado nunca un tango, pero un mozo argentino que me servía de guía en Buenos Aires me obligó a intentarlo. A mis primeros pasos tímidos sentí que mis pulsaciones respondían al incitante ritmo lánguido de aquella danza voluptuosa, suave como una larga caricia, embriagadora como el amor bajo el sol del mediodía y peligrosa como la seducción de un bosque tropical". A esta altura, el tango había dejado la clandestinidad de sus comienzos. El pecado original - lo espurio de su cuna- había sido perdonado por el Papa Pío X y el sello de calidad lo habían impuesto en París, en los salones más aristocráticos de la ciudad Luz, niños bien de la categoría de Vicente Madero, "Macoco" Alzaga Unzué o López Bouchardo. "Fue como bien dijo Ulyses Petit de Murat- el pueril orgullo nacionalista que traían los que habían asistido al triunfo del tango en París, el que abrió a esa danza de las orillas las puertas de las mansiones de la avenida Alvear, de Callao, de Santa Fe, de Florida y de la quinta de los Tornquist". Era el tango liso - con luz entre los bailarines- que alcanzó una tremenda difusión en salones, cabarets y después en los clubes de barrio hasta convertirse en la danza más popular hasta muy entrada la década de los años cincuenta. · El tango es cosa de hombres La hipótesis de que la coreografía tanguera nació como burla al candombe negro encuentra asidero en su propia evolución. Todos los testimonios coinciden en que las filigranas de un tango comenzaron a bordarse de forma individual. El compadrito, en una esquina, demostraba a sus amigos, o a la mujer que quería conquistar, sus habilidades para el corte y la quebrada. Es la creación de un solitario que exhibe orgulloso algo que no existía. Posteriormente, el tango fue bailado entre hombres solamente, aunque este hecho escandalice a Vidart, que lo niega con dureza. "Es mentira, es error, es novelería de intelectuales friolentos que recién descubren el tango y se quieren calentar la sangre con su rescoldo, decir que el tango fue bailado por hombres solos en su comienzo. El baile en parejas de hombre y mujer es un simulacro de acoplamiento en las sociedades primitivas y lo sigue siendo hoy, a pesar de todas las fiorituras interpuestas por el salón entre la coreografía y el sexo. El tango como antes la milonga, y antes todavía la danza, se bailó siempre en pareja de macho y hembra. Cuando bailaban dos hombres juntos era para aprender pasos difíciles por sencillas razones pedagógicas. Y nada más. Buscar otras motivaciones seria tonto, si no grotesco. Seguramente, éste es uno de los pocos casos en los que Vidart, que ha hecho extraordinarias aportes al estudio de la música popular, se equivoca. Porque aunque parezca absurdo, en tanto danza de parejas, el tango comenzó siendo bailado entre hombres. Ya Evaristo Carriego, el primer gran poeta de los barrios populares de Buenos Aires, lo testifica, alrededor de 1906, en su poema El alma del suburbio: En la calle la buena gente derrocha sus guarangos decires más lisonjeros, porque al compás de un tango que es "La morocha " lucen ágiles cortes dos orilleros. Carriego no describe a un hombre y a una mujer bailando, sino a dos hombres. Las pruebas testimoniales y fotográficas de compadritos bailando son numerosas. León Benarós fundamenta esta realidad en el machismo imperante en los suburbios y en toda la sociedad de aquella época. "Absurdamente -escribe- es una pareja de varones la primera que se aviene a bailar el tango, en alguna esquina. El tango parecía solamente " Cosa de hombres". Indignaría atribuir al acto el más mínimo contenido homosexual. Se trata de una demostración de habilidad, de un lucimiento. Aun después, cuando el tango conquiste a la mujer para la danza, 'ella' no será el ingrediente fundamental, el objetivo último, sino la danza en sí, la ostentación de saber bailar, el respeto casi litúrgico por aquello que se va haciendo, sin otra intención, sin lubricidad alguna. Sólo cuando el tango se 'nocturniza', cuando se hace materia de cabaret, se convierte, a veces, en pretexto para la ulterioridad amorosa. Pero el verdadero criollo, el argentino, es pudoroso de su intimidad. Rechaza él ostentoso manoseo público, por respeto a sí mismo y a su compañera." Benarós insiste en el tema y aporta otros testimonios. Algunos de sus argumentos son de mucho peso. Por ejemplo, cuando afirma que la demostración de dos hombres bailando es aséptica, insospechable de segundas intenciones, porque "el tercer sexo apenas podría sobrevivir en un ambiente de crudo machismo como el de entonces. Aun cuando la mujer acepta el tango y se incorpora a su culto, las primeras bailarinas serían las chinas cuarteleras y las pupilas de los burdeles, el narcisismo del compadrito atenderá más al tango en sí que a su compañera de ocasión. Ni siquiera la importará demasiado que sea bonita, sino que baile bien, que lo acompañe en la demostración con inteligencia y acierto". El autor cita además a César Viale, quien en Estampas de mi tiempo confirma lo anterior: "El tango no había llegado aún al centro, andaba por los arrabales; cuando más se bailaba entre hombres en las veredas, frente a los conventillos, al compás de los organitos con ruedas conducidos por sus propietarios, napolitanos y calabreses de melena renegrida y lustrosa". Otro notable investigador, Horacio Ferrer, es de la misma opinión, aunque le agrega un matiz. "Algunos cronistas -afirma- sostienen que en estos comienzos el Tango es bailado entre hombres. Debemos decir mejor que también se baila entre hombres, porque siempre, hasta hoy, ha sido bailado por parejas de varones, pero en casi todos los casos como entrenamiento para luego bailarlo con mujeres. También en la posterior época de los cabarets, mientras esperan a los clientes, las mujeres bailaran entre sí." · Los primeros bailarines Si la coreografía tanguera evolucionó paralelamente a la música y sus figuras se nutrieron de las mismas fuentes, los géneros importados y los criollos, es justo ubicar a los primeros bailarines entre los creadores del tango. Obviamente, los primeros-primeros no dejaron registros de sus nombres cuando hacían burla a los bailes de los negros en las puertas de un candombe o cuando innovaban en las figuras de una habanera o de un tango andaluz. Pero la tradición oral y algunas crónicas recuerdan nombres que se hicieron famosos con sus corridas, cortes y quebradas: el Flaco Saúl, Mariano Cao, el payador y gran cantor de fin y comienzo de siglos Arturo de Navas y Juan Filiberto, padre de Juan de Dios Filiberto el autor del famoso Caminito. Sólo de estos dos últimos hay noticias algo más confiables que la mera leyenda. Filiberto, alias "Mascarilla", era de profesión albañil aunque regentó hacia fines de siglo dos casas de baile: el Bailetín del Palomar, cercano a la esquina de Suárez y Necochea, y otra en Brandzen y Villafañe. Su hijo Juan de Dios lo describió como una persona "alegre, un poco despreocupado de todas las cosas, pero simple y bueno, tenía la risa fácil y el humorismo brillaba en sus ojos y se escapaba de su boca casi sin que pudiera evitarlo. Cantaba con una voz agradable de tenor y me gustaba escucharlo. Bailarín por naturaleza, de los mejores bailarines de tango boquense; su fama estaba bien reconocida". A su vez, las condiciones de De Navas como bailarín quedaron documentadas en 1903 en fotos publicadas en Caras y Caretas. Apenas se sabe de él que nació en la ciudad uruguaya de Paysandú alrededor de 1876, y que murió en Buenos Aires en 1932. · Inicio de la mujer en el baile La mujer se plegó a la danza inmediatamente en las piezas cuarteleras, los burdeles, los peringundines y las academias. Pero no seria hasta alrededor de 1904 cuando las damas de los barrios populares se atrevieron a bailarlo. Entre las primeras, a pesar de gozar de gran fama en el arrabal porteño, la tradición oral y alguna perdida crónica apenas han dejado nombres o sobrenombres: la Parda Refucilo, Pepa la Chata, Lola la Petiza, la Mondonguito, María la Vasca, la China Venicia, María la Tero, Carmen Gomez, la Parda Flora y la famosísima rubia Mireya, que actuó en locales de muchos barrios porteños. Mireya, también conocida como la Oriental porque nació en Uruguay, inspiró dos tangos: Tiempos viejos, de Manuel Romero y Francisco Canaro, y La rubia Mireya, de Augusto Gentile. Pero el tango como danza no quedaba limitado a los bajos fondos o a sus ambientes cercanos. Se extenderá a los barrios proletarios y seria la alegría de bodas, cumpleaños y fiestas de todo tipo.
Recent Board Topics
Please drop by and sign up.
[
Submit Essay
] - [
Privacy
] - [
Disclaimer
] - [
Email Us
]
Copyright 2003 EssayFarm.com